martes, 1 de febrero de 2022

Lectura filosófica


    Queridos estudiantes del IED Floridablanca:    

    Empecemos con la imagen sobre la utilidad de la filosofía que nos propone Gilles Deleuze (1998)

Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene este uso: denunciar la bajeza del pensamiento bajo todas sus formas. (p. 149)


    Pero ¿cómo podría la filosofía lograr la tarea de denunciar la estupidez entendida como la bajeza del pensamiento, si es ella misma, la filosofía, una forma del pensamiento? Una manera de solucionar esta dificultad podría ser comprender que la  filosofía  es  el  pensar  sobre  el  pensar.  Si  nos  parece  razonable  ésta  afirmación y dada la  condición dialéctica e interrogativa que caracteriza el movimiento del pensar, habría que entender que la filosofía es el pensar que cuestiona sobre sí mismo y todas sus producciones, movido por el deseo interminable del futuro, por el amor propio que se engendra del amor a los otros, por las palabras que siempre persiguen superar lo ya pensado, que preguntan para dar lugar a lo ausente, a lo que todavía está por pensarse, a lo que aún está por hacerse. 


    La filosofía se trata entonces de escuchar el llamado del futuro que nos convoca a la novedad; que nos grita ahora desde nosotros mismos y desde las cosas, también desde el pasado nos habla con el silencio de las obras que pueden volver a ser en nuestra propia voz; la huella de ese llamado, de la historia que nos susurra con un sonido indeleble, como las memorias que se escriben en el cuerpo. La filosofía nos piensa para decirnos cada vez, en cada nuevo siglo, en cada nueva mente, la necesidad de seguir creando, de fundar un nuevo comienzo para el mundo ahora..... al decir de Hannah Arendt (1974). Por lo anterior, el estudio de la filosofía se constituye en el ejercicio constante de la palabra y de la lectura que implica la responsabilidad del pensar, que exige el cultivo del pensamiento, el cuidado, el rigor y la crítica de las ideas, pero sobre todo: paciencia. 


    Leer filosofía representa el rechazo creativo del afán obstinado, de la aceleración frenética y la alienación heredada que caracteriza nuestro presente (Rosa, 2016), la lectura filosófica requiere la lentitud con la que el rumiante se alimenta, la digestión de las ideas filosóficas no es fácil para el cuerpo, porqué exige el trabajo de la reflexión y el diálogo, nos pone en la tarea de meditar las otras meditaciones, y también las nuestras; leer filosofía puede ser tan pesado y tedioso como nos podamos parecernos nosotros mismos; o por el contrario, revelarnos con clarividencia los prejuicios que nos ata, darnos el coraje para abandonarlos y enseñarnos a aprender la obligación de ser libres. 


   Leer filosofía es leerse a sí mismo en la imagen del pensar que nos excede, en las ideas que el tiempo nos comparte, las categorías filosóficas no solo capacitan para disolver las interpretaciones superficiales que la mayoría hacer el mundo, sino que además contribuyen a que la experiencia personal motive que las narraciones que constituyen el texto que somos, trasciendan la pobreza transparente de las formas de ser con las que se iguala la autenticidad que es objeto de aspiración en nuestros tiempos...




  ... se me ocurre que la lectura filosófica es para el pensar lo que el entrenamiento con pesas es para el cuerpo, de manera que, si no lo hacemos pesado y al fallo, y con la mejor técnica posible... difícilmente obtendremos los resultados... nadie podrá hacerlo por nosotros, tanto el entrenamiento de halterofilia como la filosofía exigen disciplina y una gran tolerancia al dolor, no hay manera de fingir las ganancias... del mismo modo que no hay manera de fingir la sensatez y la sabiduría, que siempre es poca en el corazón del ser humano; por eso, una de las principales tareas de la filosofía en el talante de los individuos consiste en ayudarnos a mantener prisionero, a recluir sin derechos ni compasión, en el silencio de nuestra interioridad, al idiota que todos llevamos dentro... es importante abandonar la cobardía y asumir el trabajo de hacer de nosotros un texto que merezca la pena de ser leído...  y esta la invitación que les hago a la filosofía.      



Referencias
Arendt, Hannah. (2006). Los orígenes del totalitarismo. Madrid: Alianza
Rosa, Hartmut. (2016). Alienación y aceleración: Hacia una crítica de la temporalidad en la modernidad tardía. Buenos Aires: Katz
Deleuze, Gilles. (1998). Nietzsche y la filosofía. Barcelona: Anagrama


Lectura filosófica

     Queridos estudiantes del IED Floridablanca:           Empecemos con la imagen sobre la utilidad de la filosofía que nos propone Gilles ...